Saturday, April 21, 2007

El Tiempo no se Detiene ni para los Muertos

Recuerdo que el Gordo Arballo tenía una funeraria cruzando las vías. Acostumbrado a trabajar con los finados, no le impresionaba nada relacionado con la muerte.

Muchas veces usaba los elementos de su trabajo para gastar bromas a los demás. Una de las bromas de las que se jactaba era que en los viajes que realizaba para recoger cadáveres a los pueblos vecinos, viajaba él dentro del cajón funerario, y al ser detenido en los puestos camineros, los milicos se pegaban a los vidrios de la ambulancia, de esos que tienen franjas esmeriladas, para ver si transportaban algo sospechoso, y en ese momento el Gordo sacaba su pierna de dentro del cajón en un movimiento espasmódico, como si fuera un reflejo postmortem, provocando en los milicos un susto de muerte.

Tanto sabía el gordo sobre la muerte, que podía calcular la hora exacta de un fallecimiento con solo presionar con su dedo el rostro del occiso.
- El rictus mortem - sentenciaba con la seriedad de un erudito - varía según la edad, en este caso actuó a la hora de fallecido y tarda entre dos a cuatro horas más en recobrar la flexibilidad-
- Ves como se me hunde el dedo - continuaba ante la mirada atónita de los deudos - la vieja espichó a las cuatro y media de la tarde-

Pero La Muerte se tomó revancha y le jugó al gordo una broma póstuma. El gordo falleció un día de verano que alcanzó los 42 grados, lo encontraron en la casa, con la heladera abierta y la cabeza dentro de ella. Se ver que el gordo no aguantó el calor y en aquella época muy pocas casas tenían aire acondicionado, pero aún así ya sea electrocutado o por un ataque de presión El Gordo había muerto.

Sus empleados prepararon el cuerpo y lo velaron es su misma casa fúnebre y luego de las 24 horas que se acostumbraban en esa época lo llevaron a su última morada. Un nicho con puerta de vidrio en el cementerio de Santa Rosa. Cuentan que al otro día el sereno encontró el cajón fuera de lugar. Luego de consultar con sus colegas decidieron abrirlo para averiguar lo acontecido. Al hacerlo encontraron que el lado interior de la tapa había sido arañada, el gordo con las dos manos aferradas a la tela de seda del cajón, sus ojos bien abiertos y una expresión de terror en la cara. Uno de sus aprendices tocando su rostro con el dedo índice, balbuceó: -El gordo murió hace 45 minutos-

2 comments:

Pampis said...

NO por Dios!!!!!! q bajon!!!!!! catalepsia, es, no??? como sea... debe ser horrible eso... por lo que decis, son historias reales, pero... son reales???
También me encantó la de la torta de los 80 golpes... jajaja...

JavierB said...

Pero que pregunta!!!!
Absolutamente reales. Los relatos son muy fieles a la realidad. No se ha valido aqui de la herramienta narrativa ni nada por el estilo para deformar la realidad de lo sucedido